El balbuceo silencioso

El balbuceo de los bebés pertenece ya al lenguaje, pero el lenguaje no solo es manifestación del habla. La investigación moderna muestra que los bebés cuyos padres son sordos profundos y se comunican por señas también pueden realizar un “balbuceo silencioso” que les permitiría entrar en el lenguaje de señas de sus padres.

En artículos anteriores comentamos los nuevos hallazgos que se han producido en los últimos 20 años y que han llegado a la conclusión general de que “los bebés saben más a edades más tempranas de lo que predice la teoría clásica”. En el artículo anterior vimos cómo al mes de edad los infantes ya pueden reconocer los fonemas de todos los idiomas y cómo van adoptando los propios del idioma de su entorno. El período critico en donde se organizan los sonidos está entre los 6 y 12 meses. A esa edad, también comienzan los primeros balbuceos.

Usando las nuevas tecnologías de estudio (las videocámaras y las computadores; ver artículo anterior) los nuevos investigadores del desarrollo infantil han detectado un asimetría en el balbuceo que se corresponde con el control del hemisferio cerebral izquierdo en donde están los centros del lenguaje. De la misma forma como se vio que la sonrisa está dominada por una asimetría que se corresponde con los centros de las emociones del hemisferio cerebral derecho. Estos trabajos y otros, llevan a la conclusión de que el balbuceo ya pertenece al lenguaje y se corresponde con la capacidad para “hablar” que ya poseen los bebés (ver artículo anterior).

Hace poco, la prestigiosa revista Nature publicó un artículo en donde los investigadores estudiaron el movimiento de manos de bebés con audición normal cuyos padres eran sordos profundos y se comunicaban por señas. Al igual que los bebés de igual condición, pero cuyos padres oían bien, los bebés de padres sordos realizaban un movimiento de manos con la misma frecuencia y en el mismo lugar del espacio. Pero también mostraron realizar un segundo tipo de movimientos con una frecuencia menor y en el “espacio de comunicación” que normalmente utilizan los sordos para comunicarse con señas. Estos bebés realizaban un verdadero “balbuceo silencioso” cuya frecuencia se correspondía con la del balbuceo normal.

La capacidad para comunicarse es independiente de la vía que se utilice para “hablar” un idioma, y los bebés sordos podrían utilizar esta capacidad para hacer su ingreso al lenguaje desde muy temprano y a pesar de su carencia auditiva. ¡Qué importante resulta entonces la detección temprana de la sordera! ¡Cuántos niños que han nacido sordos nos agradecerán que desde temprano les hayamos dado la oportunidad de comunicarse por medio de los medios que aun conservan en buen estado! Solo necesitan de dos cosas: que nos demos cuenta de su falencia auditiva desde muy temprano, y que le brindemos la oportunidad de comunicarse en un idioma apropiado a sus capacidades.