Los bebés en la mira

Una revolución científica se ha producido en el campo de la Psicología del desarrollo infantil. Los bebés pueden ser mejor estudiados hoy que en los tiempos de Piaget.

Hace poco, una colega había tenido familia y la llamé para ver cómo estaba. “Ay, no sé”, me dijo cuando le pregunté por el bebé, “ni pienso en las etapas de Piaget”. Y es que más allá de las 6 etapas que utilizó el famoso biólogo y psicólogo suizo para describir los primeros dos años de vida como un “período sensoriomotor”, y que todo psicólogo conoce, en este caso me encontraba simplemente con una mamá preocupada por su bebé.

Durante la década del 70’ se produjeron dos cambios con importantes consecuencias para los bebés. Por un lado, las “mamás” comenzaron a escalar posiciones en las Universidades de Estados Unidos y sus trabajos con bebés empezaron a respetarse más. Por otro lado, la aparición de las video cámaras permitió registrar la conducta de los bebés con mayor detalle. Su comportamiento ahora podía ser visto una y otra vez, a varias velocidades, y por varios observadores. Ya no era necesario anotar la conducta en un papel; podía ser grabada, almacenada, y analizada de forma minuciosa.

Esto les permitió a las mamás demostrar que sus bebés tenían mucho más que una “inteligencia práctica” guiada por una actividad sensoriomotora. Como mi colega, fueron mucho más allá de las 6 etapas de Piaget. Así lo relata, en su última edición del 2001, la Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales y del Comportamiento (una gran obra que contiene 4.000 artículos científicos distribuidos en 26 volúmenes).

Con las nuevas tecnologías, estas mamás decidieron “meterse en la cuna” de sus bebés para averiguar más sobre ellos. Tomando prestados ciertos secretos de los magos y utilizando ciertas observaciones que comenzaron a realizarse en la década del 60’, estas investigadoras se metieron decididamente a averiguar más sobre los bebés. En los 70’ aparecieron los primeros trabajos que comenzaron a poner en duda a la teoría clásica. En los 80’ se ampliaron geométricamente los trabajos experimentales, y en los 90’ comenzaron a aparecer las nuevas teorías que comenzarían a reemplazar a la teoría clásica. A final de siglo, uno de estos investigadores pioneros, Andrew Meltzoff, declaraba: “Ha habido un profundo y revolucionario cambio en nuestra teoría del desarrollo psicológico infantil... la investigación moderna ha descubierto que los niños pequeños conocen más a edades más tempranas de lo que había predicho la teoría clásica. Estos nuevos hallazgos llevaron a un gradual debilitamiento y, finalmente, al colapso de la teoría clásica de Piaget... Ahora hay una búsqueda furiosa de un nuevo marco teórico. Una analogía se puede trazar con la temprana parte de este siglo cuando la mecánica clásica Newtoniana fue derrocada y los físicos buscaban un nuevo modelo.”

En una serie de artículos iremos viendo los nuevos descubrimientos y las nuevas metodologías que les permitieron a estos científicos “meterse en las cunas”.